El éxodo es un desplazamiento hacia el encuentro. Su origen es la huida, misma que no tendría sentido sin ese ánimo de identidad, de liberación que todo éxodo conlleva. El desplazamiento ha sido siempre geográfico, cultural, psicológico, según los registros de la Historia, pero creo que ya no es tiempo de escapar del conflicto para echar raíces en otro punto en el cual surgirán, inevitablemente, nuevos conflictos. El éxodo será entonces partir del yo-separado (la mente acostumbrada a otorgarle valor al mundo) hacia la unidad, esa unidad que da lo mismo si se es poeta, budista, astrónomo, etc., se sospecha siempre, se sueña, se vive a fragmentos.
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