02 septiembre 2007

Sufrimiento y creatividad

La idea del sufrimiento como potenciador del arte. Un escultor deja de dormir tres noches seguidas, el desamor lo ha tomado del cuello, hace una escultura propia de un estado físico no natural, años después se le descubre muerto en su casa, suicidio en nombre de la búsqueda, grandes creaciones se descubren en su taller, comprensión existencial que consistía en descomprender a Dios, en no poder amar, en no poder relacionarse. "Pero es que así son los genios".

En un programa televisivo de debate del canal 40 de México una escritora dice que sus mejores momentos para escribir es cuando le duele-el-amor. Una estudiante de artes plásticas de Bellas Artes va a dar al hospital luego de intentar cortarse las venas. Uno de sus compañeros la alcanza en el mismo hospital porque tiene una descompensación terrible, bebe, fuma, come cualquier cosa, lee los diarios, profundiza en los Grandes Temas en los cafés y a veces en las fiestas, se devora a Gombrich y a Wittgenstein, duerme poco en nombre de todos sus trabajos de escuela, arte iniciático que le dará un nombre con el tiempo, un status, un reconocimiento por su habilidad para confrontar a los espectadores con su propia hipocresía, sus demonios, sus limitantes. El arte detrás de un cordón rojo y una entrada de 20 pesos con credencial de estudiante, arte legítimo. Mientras tanto, ya fuera del lienzo, el amor sigue siendo imposible, sigue doliendo, en vez de vivirlo lo sufrimos, en vez de compartirnos caemos en frases propias de publicistas como ¿Quién entiende a las mujeres?, ¿Quién a los hombres?.

Van Gogh es grande, eso de la oreja y no haber vendido un solo cuadro en vida, también Pollock, Kahlo, Dalí, qué manera de canalizar sus sufrimientos, sus tormentos, sus soledades: evidentemente el arte se nutre del constante y legitimador sufrir de sus creadores, para ser artista hay que ser alma atormentada, quedarse sin creencias, fumar a contraluz.

Hay quien pasa su vida fabricando argumentos para demostrar que el ser humano no es libre. Hay quien desecha de su vocabulario (habitual y estético) palabras tan inofensivas como felicidad o bienestar. Hasta en el cine es necesario crear un guión en base a un “conflicto” que desprenda el resto del relato ya que si no la película no resulta interesante, ni siquiera sería considerada película.

Vamos heredando, sin que ninguna generación busque otras posibilidades, esta idea del sufrimiento como potenciador de lo narrativo, de lo estético, de lo filosófico, de lo genial.

Pero entonces, ¿sería posible la obra plástica, literaria, cinematográfica donde la felicidad sea el potenciador de ésta? Seguramente sí, pero sería caer en la misma forma de operar sólo que a la inversa, cuando de lo que se trata es de comprender las amplias posibilidades que tenemos los creadores al momento de desarrollar una novela, un poema, un cuento, una pintura, una escultura, una película, una música.

No puede apreciarse el arribo al cielo del héroe sin un descenso previo a los infiernos, pero así llevamos ya bastantes siglos sin buscar que la cosa cambie. Si algo tiene como gran característica ésta época que vivimos, es la apertura, la develación, el surgimiento (resurgimiento en algunos casos) de muchas formas de conocimiento que giran en torno a las mismas verdades: la unidad (son equivalentes lo divino y lo mundano, lo observado y el observador, los extremos lo son gracias a que comparten una misma línea, una misma energía, etc.), la correspondencia entre micros y macros (planeta-universo, hombre-dios, microorganismos-hombre, molécula-materia, etc.), el amor como máximo grado de conciencia (cuando has amado, aunque sea por un breve instante, todo lo que tú eres (por dentro y por fuera), incluyendo enemigos (los mejores maestros) y conflictos (las mejores lecciones), entonces lo has comprendido todo, la vida se muestra en su sentido más puro, más lógico, más natural, más humano). Prácticamente éstas formas de conocimiento nos llevan a pensar en que uno es libre en la medida en que uno se siente libre, así como uno es alma atormentada en la medida en que uno se ve a sí mismo alma atormentada. No hay genios verdaderos (es decir, personas especiales que se distinguen de la masa) ya que todos tenemos la misma capacidad de ser nosotros mismos, y esto significa ser no importando las circunstancias sociales, culturales, económicas, geográficas, biológicas, psicológicas y demás factores con los que justificamos nuestra costumbre que tenemos de no sentirnos felices (costumbre que en algún momento empezamos a adoptar por los factores que hayan sido, éstos no importan ya que pensar en ellos sería como concentrarse en el temblor y no en la reconstrucción).

La creatividad, la inteligencia y la belleza no van ligadas con el sufrimiento pero tampoco con la felicidad. Hemos estado concentrados en que con el sufrimiento se canalizan los más hondos sentires, pero sentires así se han perpretado también en otras épocas desde el éxtasis o el placer, algunos libros sagrados son prueba de ello. Digamos que con el sufrimiento (los tormentos, el desamor) hay mucha gente que siente la necesidad de escribir, de pintar, mientras que con la felicidad (el placer, el amor) ni siquiera sientes la necesidad de mostrarle al mundo tu obra.

Sufrimiento / Felicidad no van de la mano con la creatividad artística porque tu autoimpuesto sufrimiento o tu natural felicidad definirán tu experiencia como creador: si eres feliz y escribes o pintas pero no pasa nada con tu obra, tú seguirás feliz; si escribes o pintas y tienes éxito comercial, tú seguirás feliz; mientras que si el mundo te atormenta y escribes o pintas pero no pasa nada con tu obra, seguramente se agudizará tu sufrir (beberás estéticamente, probarás drogas para experiencias anticonvencionales, fumarás a contraluz, sentirás todo excepto la unidad, te sentirás desligado de los oficinistas y empresarios, te sentirás incomprendido); si escribes o pintas y tienes éxito y reconocimiento, seguramente se agudizará tu sufrir (beberás estéticamente, probarás drogas para experiencias anticonvencionales, fumarás a contraluz, sentirás todo excepto la unidad, te sentirás desligado de los oficinistas y empresarios, te sentirás genio-y-figura).

En lo personal, he comprendido que la felicidad no es cursi, que el placer es un estado muy interesante sobre todo porque es el estado natural, lógico, universal del ser humano: en donde hay placer puede reconocerse el sentido de la vida: comemos para dar vida a los componentes de nuestro cuerpo, tenemos sexo para procrear pero también para hacer crecer un vínculo con la otra persona (hasta el sexo entre desconocidos hace nacer un vínculo), cuando hacemos lo que nos gusta sentimos placer y entonces “nos sentimos vivos” o “renovados”, en fin. No en balde es a lo que llega un budista luego de sus largas contemplaciones, un kabalista luego de su aprendizaje (teoría y práctica), cualquier individuo luego de alcanzar una meta, por lo tanto, la felicidad también cabe en la búsqueda estética, en la obra resultante de dicha búsqueda, no es necesario sufrir de desamor para hacer poemas bien sentidos y bien bonitos, vivir una pérdida para hacer una canción que sea hit en la radio (véase a Chambao, por ejemplo), atormentarse por la otredad para hacer una novela de 620 páginas que sea exquisita entre especialistas, cortarse una oreja, morir de gota o tener jodida la columna para llegar al MoMA de Nueva York. Ya muchos han vivido el camino del sufrimiento como potenciador del arte como para venir a repetirlo a estas alturas. Gracias Frida, Hesse, Delmore Schwartz, Lou Reed, Martín Urieta, éste texto va para ustedes.


*Favor de visitar éste link para ejemplificar que al arte se le puede llegar también desde el sarcasmo, el humor, los sueños, la ironía: http://dessdeaqui.blogspot.com/

8 comentarios:

Santiago Paz dijo...

El sufrimiento es parte de las experiencias que nos ayudan a crear. O a volcar en un papel, lienzo, metal o cualquier material, nuestro sentimiento de dolor.

El arte, la creatividad, el sufrimiento, son partes de la vida. Como también lo somos tú, yo o cualquiera que lea esto.


Amigazo, un abrazo enorme desde Santiago, Chile.



atte:
Paz

Xigna dijo...

Pues ya conoces mi opinión al respecto, hemos hablado ya muchas veces de esto, pero no esta demás... Yo pienso que esta idea del sufrimiento como potenciador del arte ya esta muy vieja, la idea del artista atormentado que crea una obra a partir de una tragedia que vivió, estuvo bien pero... creo que ya es bastante obsoleto recurrir a ello, y no porque sea malo, simplemente por cuestión de originalidad. ¿Cuántas "obras de arte" podrían expresarse a través de algo distinto al sufrimiento? obras que se dieran a partir de la felicidad o el amor, sin tener que ser cursi. El "artista" que no sabe crear mas que a través del dolor y el sufrimiento, esta condenado a estancarse, y lo peor, a seguir retroalimentando ciertos estados mentales no muy sanos. El arte es un medio de expresión, no solo una catarsis depresiva.

Besos

Gabriela Palomino dijo...

Creo que el sufrimiento puede hacernos exponer los más dolorosos sentimientos, disfrazarlos, acomodarlos, crear a base de ello. Aunque es una teoria vieja; es la, aún, más utilizadas por los artistas.

Saludos.

Des.. dijo...

Allooo!

Yo creo ciegamente en lo que dijo el Maestro Manuel Sánchez Santoveña a una bola de gañanes el primer día de clases de historia del arte en los talleres de Taxco, hace ya muchos años:

"El arte no es el vómito de las almas enfermas"

(Imaginen a un venerable anciano de barba blanca, con largo cabello ondeando suavemente, vestido con túnica y sandalias apuntando con el dedo índice de la mano derecha hacia el cielo y cargando 2 grandes planchas de piedra en la izquierda, bañado en un etéreo haz de luz)

P.D: Gracias por mencionar mi blog :D

Besos y abrazos!!!

Sara dijo...

Que interesante, personalmente creo en los visionarios mas que en los genios, en los curiosos natos mas que en los estudiosos.

Respecto al sufrimiento creo que es una de las emociones más básicas en el espectro cromatico sensitivo ... lo interesante es explorarlas todas y no quedarse solo con eso como experiencia de vida y creación. Aunque claro el sufrimiento, el sentirse enamorado entre otras son estados exaltados de conciencia las que gatillan rafagas creativas por eso se cree que ayudan a crear ... pero que hay de la calidad de lo que creamos?

Para que crear en base de dos o tres emociones cuando las posibilidades son infinitas ... y nosotros también.

Felices salu2 :)

Alejandro Palizada dijo...

Pues tienen razón en algunos puntos.
Sin embargo creo que "felicidad" "tristeza" "estados mentales sanos y no muy sanos" son cuestiones que han cambiado a lo largo de la historia y las culturas. Quién sabe si en su locura Hölderlin vivía feliz o atormentado. Como sea sí es importante tomar en cuenta dos cosas un poco opuestas: el artista no necesariamente está proyectando sus emociones (como en lo del vómito que menciona Dee). Y no obstante, algunas de las más grandes piezas de arte han sido el vómito de un alma enferma.
Sólo me quedo preguntando ¿en verdad importa qué sentimiento mueve al artista para juzgar su obra? ¿qué pensar si para construir el Taj Mahal era indispensable terrible pena? ¿o que las escenas más escatológicas de Sade o Bataille fueran escritas en medio de una alegría infantil y felicidad absoluta?
Quizá el suicida arremete contra sí mismo porque hay en ese acto algo de absoluta realización y al mismo tiempo de abandono entero.
Yo soy de la idea inversa a la de Xigna: el arte es catarsis: que sea expresión de algo a alguien es otra cosa distinta. (Recuerdo aquella frase de Cortázar donde dice: ¿qué le importaba a van gogh tu opinión? el pintaba y vivía lo suyo y punto). Pero es sólo una opinión, claro.
Lo que sucede es que la poética romántica (del romanticismo) ha quedado muy vigente, y quizá por eso hay la impresión de que el arte se hace en estados emotivos extrapolados. Pero cualquier barroco se reiría de esa manera de pensar el arte.

AnaR dijo...

Yo creo que todo es expresividad , aunque, sí, el estado anímico tiene mucho que ver ( y contar) pero no siempre, en efecto está ligado al arte.A menudo el sufrimiento, lo que hace es paralizarnos.Y la alegria provoca el olvido de todo lo demás y nos centramos en disfrutar.Claro que essto es una opinión muy personal...

Un abrazo

Paty dijo...

Hola Alberto! Gracias por tu comentario en mi blog. Saber que en verdad hay mucha gente que empieza a ser consciente (en un verdadero sentido) es lo que me convence más que la cosa no va por las revoluciones ni la política, jejeje, sino más por el plano personal, lo que uno mismo va generando y cómo nos vinculamos a nuestra realidad y a nuestro mundo.

En cuanto a tu post, me ha gustado mucho tu planteamiento. Yo soy violonchelista y cantante, y debo decirte que los mejores momentos de mi creatividad, ejecución y rendimiento artísticos (o sea, mi crecimiento más óptimo)ham sido durante el periodo más feliz de mi vida, que es el presente.

Existe el mito de que el sufrimiento es inspirador, pero lo ciento es que entre la experiencia y un poco de reflexión y meditación serias, lograremos contactar con prácticamente cual quier emoción humana. La única verdad es que las emociones, todas, son addicciones que se refuerzan químicamente en el cerebro (comprobado en carne propia)

También estoy de acuerdo en que la creatividad no tiene nada que ver con las emociones. Más bien creo que es la principal herramienta de sensatez y supervivencia que tiene el ser humano.

Muy interesante conocer tus blogs.
Hasta pronto.