24 octubre 2007

Dinero y Conciencia (parte I)

El dinero comparte con los objetos la cualidad de ser neutro. El dinero es sólo un medio para la adquisición de productos y servicios, su naturaleza no tiene polaridad alguna, la polaridad se la pone uno, cuando nos obsesionamos por acumular posesiones, cuando nos preocupamos por no contar con una cantidad determinada, cuando nos sentimos especiales, distintos, separados por el hecho de tener mucho o poco dinero, cuando contamos con él y lo compartimos, cuando aín sin tener también lo compartimos, pero en sí el dinero, a diferencia de las emociones, los fenómenos naturales, las acciones humanas, etc., es neutro, su naturaleza es siempre la misma: indistinción, indeterminación, neutralidad.

Al hablar del dinero es fácil caer en lugares comunes como que los ricos son frívolos o los wannabes son nacos e hipócritas o que los pobres irán al cielo, que los ricos son protegidos de los gobiernos o que los clasemedieros son los que mueven la economía o que los pobres merecen todo el poder del Estado para su desarrollo, todas estas visiones son parciales para lo que trato de exponer, merecen el mayor de los estudios y las más hondas reflexiones pero no por ello dejan de ser un fragmento, una delimitación ya que, antes que todas estas perspectivas financieras, políticas, socioeconómicas, legales, está el individuo y su relación personal con el dinero, ahí es dónde creo que hay un tema poco tocado en las discusiones en general.

Todas las creaciones humanas tienen un valor dentro de sí mismas: los relojes caros tienen un valor por lo artesanal que resulte su manufacturación, el mundo de la moda es un mundo lleno de creatividad e imaginación, de abstracción y trabajo, también el mundo de la arquitectura de edificios y residencias de lujo, del diseño automotriz, en fin, todos esos mundos donde corren cantidades de dinero insospechadas son mundos maravillosos por el lado que tiene que ver con la inventiva humana, el problema viene cuando alguien cree que es mejor o peor, que es distinto que cualquier otra persona por el hecho de tener alta o nula capacidad de consumo en éstos mundos.

Todo aquello que lleve a la separación está lejos de la realidad (el sentirse superior o inferior que cualquier otro es un pensamiento separador) la cual tiende a la unidad, no importando a cual de los Dioses que hasta el día de hoy se han pensado le vayamos, cualquier Dios sobrepasa la frontera humana, pertenecemos a él y eso significa que lo único perdurable, lo que es verdadero por siempre, es la vida en cualquiera de sus formas, la energía vital, el vaivén del universo. El dinero no nos acerca ni nos aleja de esta realidad, sólo es un sistema que opera en la Tierra, ni siquiera entre todos los habitantes del planeta sino nada más entre cierta porción que a veces le da lecturas parciales al dinero y entonces vienen las inconformidades, las envidias, las obsesiones, las sumisiones, las soberbias.

El decir que no hay diferencias verdaderas entre una persona que tiene dinero y otra que no lo tiene no sólo es un ideal hippie, socialista o de izquierda, es también un hecho científico, poético, filosófico, cosmológico. Mi única Fe es la Unidad y el único sistema operativo en ella es el Amor, esto no es tan cursi como suena, es más bien un tríptico humano virtuoso y real, lógico y potenciador de lo mejor del hombre.
-La FE no es tanto creer ciegamente como tener certeza del indescriptible misterio que es Dios, el universo, la realidad (absoluta certeza de lo incomprobable absoluto).
-La UNIDAD implica empatía, ser el otro y lo otro al mismo tiempo que uno es uno, yo no conoceré a nadie en Portugal pero entre cualquier portugués y yo hay una misma realidad, más grande que los fragmentos de realidad como lo son los contextos económicos, históricos, culturales, educativos, geográficos, religiosos, etc. (nos une una misma condición mental, corporal, espiritual estemos donde estemos).
-El AMOR es el concepto más teorizado y menos practicado, pero sin duda, una vez que se tiene la conciencia de lo qué es, hace que renazca dentro de nosotros una nueva y más lógica comprensión de lo que es la realidad de siempre (deshacerse de culpas, perdonar como principal respuesta, recibir sin juzgar, dar sin expectativas, compartirse con el otro por humanidad, amarse uno desde las raíces más espirituales, biológicas, psicológicas).

El dinero dentro de ésta trinidad no tiene peso alguno, no tiene qué ver con lo que es el ser humano (incluyendo su entorno), sin embargo no se puede dar pasos atrás en el tiempo para que el humano dejara de ocasionar tantos desastres en nombre del dinero, es un hecho dentro de nuestro nivel de vida, dentro de nuestra dimensión, entonces sería bueno pensar por un momento en nuestra relación con el dinero, ¿sufrimos por él? ¿lo ansiamos? ¿nos hace feliz poseerlo? ¿nos limita? ¿nos hace sentir menos o más? ¿lo compartimos? ¿nos es indistinto?, cada quién tendrá sus respuestas, cada quién sabrá si hay que cambiar algo, cada quien concluirá si hay que abrir el corazón, la mente, el tercer ojo o seguir igual, cada quien, cada quien, cada quien.

Es difícil que alguna vez no nos hayamos sentido abrumados en nombre del dinero, es parte de nuestras convenciones sociales, culturales, educativas, sin embargo no está de más tener la conciencia de que el dinero es sólo un medio, que es mera superficie, uno de tantos sistemas que el ser humano ha creado, y que por lo mismo no nos ayuda para crecer (la estabilidad no es tener siempre para pagar las deudas, los servicios, la estabilidad es no delegar en esos pagos, se cuente con el dinero o no, la propia felicidad), a lo mucho nos ayuda para tener opciones para encontrar el conocimiento, aunque ya no tenga presencia al momento en que ese conocimiento está dentro de nosotros, ahí ya sólo estamos cada uno, al lado del otro, compartiendo un mundo, creándonos una realidad.

4 comentarios:

Gabriela Palomino dijo...

El dinero y la conciencia, son dos polos que usualmente estan separados, pero no siempre. Te lei con mucha atención Alberto y me interesó tu perspectiva.

Un abrazo.

zime dijo...

Hola Alberto, fue muy grato llegar hasta aqui y leer tus reflexiones.
Gracias por visitarme y dejarme tan lindas palabras...
(^v^)

Sergi Bellver dijo...

En una situación en la que se enfrentan dos realidades, dos potencias, y lo hacen de un modo desigual, no tomar partido supone, siempre, tomar partido por la más agresiva.

No tomar partido por la conciencia ante lo inerme supone claudicar, dejar de ser humano para convertirse en algo así como un ente productivo.

Un abrazo desde el otro lado del charco, Alberto.

Maybe dijo...

Alberto, me he enganchado a tu blog, me parece genial, comparto muchas de las opiniones que aqui plasmas, espero poder venir más seguido a leerte.
Gracias por tus palabras.
Ah...y escribo sin importar la hora.
Saludos.